Mucha gente se apena cuando ve a un niño haciendo un berrinche en el supermercado o en algún lugar público. También hay personas que se alegran de que no sean sus propios hijos, aunque también éstos pueden actuar de tal forma y los papás viven en la negación.Cuando los papás ven a un niño haciendo un berrinche en un lugar público suelen pensar en tres cosas: El primer pensamiento es: "qué niño tan malcriado", el segundo es "pobres papás que tienen que aguantar a ese niño", pero el tercer pensamiento es el más real y el que hace que los primeros dos se cancelen: "si el niño es así es porque los papás lo han permitido".¿Pensarán lo mismo de sus hijos? ¿Están muy mimados? Los papás se suelen frustrar al lidiar con problemas disciplinarios en casa, como cuando los hijos les responden, no hacen sus tareas escolares o las labores de la casa o cuando lloran muy seguido.Los papás pueden intentar muchas cosas para combatirlo: restringirles privilegios, consecuencias naturales y lógicas, disminución de opciones, establecimiento de límites y distracciones, argumentar, gritar e incluso nalguear... y nada de esto parece funcionar. ¿Qué hacer?Si su hijo o hija se comportan normal y no tienen problemas con ellos durante el día, sólo es necesario probar algo nuevo; de preferencia algo que no involucre que pierda el control y discuta, grite y mucho menos lo golpee.A veces sucede que los padres consienten a sus hijos con todo lo que les piden estimulando el carácter exigente en los niños.Restringiendo privilegios: el método favorito y erróneamente usado. Muchos papás restringen privilegios como el principal método disciplinario, pero suelen sorprenderse cuando no funciona. Aunque suele ser el punto de partida para muchos papás que planean cómo educar a sus hijos, la mayoría lo aplican de forma incorrecta. Por ejemplo:Quitar un privilegio que los hijos no extrañarán: Puede ser a veces difícil descubrir algo que los niños vayan a extrañar. Muchos hijos, por ejemplo, no extrañarán sus videojuegos por unos cuantos días, pero pueden quedar devastados si les advierte que borrará las tarjetas de memoria de esos videojuegos. Otros sufren al quitarles el teléfono celular, la televisión, las salidas al cine, una fiesta próxima, una salida un fin de semana, etc.Quitarles las cosas por un largo período de tiempo: Si le quita los videojuegos a sus hijos por dos semanas, ellos pueden llegar a olvidarlos y encontrar otra manera de divertirse.Quitarles demasiadas cosas a la vez: Esto puede ocurrir si su hijo o hija se encuentra "en un hoyo y sigue cavando profundo" mientras discute con los papás cuando ya está en un enredo. Aunque parezca que se está cediendo ante el hijo, lo mejor es quitarle un solo privilegio y cortar la discusión. Así ambas partes tendrán tiempo para calmarse, pensar las cosas y discutirlas luego con más calma.Quitar un privilegio importante, pero dejar otros similares: De esta manera el mimado o mimada no extrañará nada: el niño no extrañará jugar con sus videojuegos si tiene sus juegos de computadora o un videojuego portátil, ver televisión, etc.No ser consistente: Quitarle un privilegio y regresárselo poco tiempo después.Aunque algunos niños son fáciles de disciplinar sin importar el método, otros ofrecen retos mayores y puede ser difícil encontrar un método adecuado para ellos. Si considera que ya lo ha intentado todo, entonces sería recomendable una evaluación por parte de un especialista. Un consejero, un psicólogo o un psiquiatra infantil pueden ayudar.
Fuente:
El Imparcial
29/09/09
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