jueves, 24 de septiembre de 2009

LA AUTOESTIMA


Puede definirse la autoestima como el sentimiento de aceptación y estima hacia uno mismo, que esta unido al sentimiento de competencia y valía personal. La autoestima es la opinión profunda que los individuos tienen de si mismos. Safor Guia_24/09/2009

La autoestima es esencial para la supervivencia psicológica, sin cierta dosis de autoestima, la vida puede resultar enormemente penosa, haciendo imposible la satisfacción de muchas necesidades básicas. Uno de los principales factores que diferencian al ser humano de los demás animales es la consciencia de sí mismo: la capacidad de establecer una identidad y darle un valor. En otras palabras, usted tiene la capacidad de definir quién es y luego decidir si le gusta su identidad o no. El problema de la autoestima está en esta capacidad humana de juicio. Una cosa es que nos disgusten ciertos colores, ruidos, figuras o sensaciones. Pero cuando se rechazan partes de uno mismo, se dañan considerablemente las estructuras psicológicas que literalmente le mantienen a uno vivo. El juzgarse y rechazarse a sí mismo produce un enorme dolor. Y del mismo modo que uno atendería y curaría una herida física, solemos evitar todo lo que pueda agravar de cualquier modo el dolor del rechazo a uno mismo. Sin ello, se asumen menos riesgos sociales, académicos o profesionales. Uno tiene más dificultad en relacionarse con la gente, entrevistarse para un trabajo, o perseguir algo en lo que se pudiera no triunfar. Uno limita su capacidad de abrirse a los demás, expresar su sexualidad, ser el centro de atención, atender a las críticas, pedir ayuda o resolver problemas. Para evitar nuevos juicios y autorrechazos, uno levanta barreras defensivas. Quizá se inculpa, o se sumerge en un empeño perfeccionista. O bien fanfarronea. O bien se ponen excusas. En ocasiones se recurre al alcohol o las drogas. La forma en que uno se percibe y siente a sí mismo puede cambiar. Y cuando cambian estas percepciones y sentimientos, el efecto de rizo afectará a todas las áreas de la vida, procurando una sensación cada vez mayor de libertad. CAUSAS Y EFECTOS Los estudios de niños pequeños muestran claramente que el estilo de crianza de los padres durante los tres o cuatro primeros años determina la cantidad de autoestima inicial del niño. Después de esto, la mayoría de estudios de niños mayores, adolescentes y adultos comparten una confusión común: ¿cuál es la causa y cuál el efecto? El éxito académico, ¿fomenta la autoestima, o es la autoestima la que fomenta el éxito académico? ¿Produce un alto estatus social una alta autoestima, o es la autoestima la que contribuye a conseguir un alto estatus social? ¿Se agradan a sí las personas porque funcionan bien en las entrevistas de empleo, o rinden mejor en éstas porque se agradan a sí mismas? Éstas son las preguntas clásicas del huevo y la gallina. Igual que los huevos provienen de las gallinas y las gallinas provienen de los huevos, parece que la autoestima proviene de las circunstancias de la vida, y estas circunstancias de la vida están decisivamente influidas por la propia autoestima. Si las circunstancias externas determinan la autoestima, entonces todo lo que se tiene que hacer para mejorar ésta en mejorar sus circunstancias. Digamos que uno tiene baja autoestima porque no terminó el bachiller, porque es bajito, porque su mamá se odiaba a sí misma, porque vive en un suburbio o porque pesa 40 kilos de más. Todo lo que tiene que hacer es matricularse en el bachillerato nocturno y conseguir el título, crecer diez centímetros, haber sido criado por una madre diferente, trasladarse a otra zona residencial y perder 40 Kilos. Fácil ¿no? Pero usted sabe que nunca lo hará. No se puede hacer nada con los padres o con la altura. Su única esperanza es que las cosas sean al revés: que la autoestima determine las circunstancias. Esto significa que si usted mejora su autoestima, mejorarán sus circunstancias. Por lo tanto, deje de odiarse a sí mismo y crecerá, su mamá se volverá diferente y los 40 kilos. De más se evaporarán como el rocío. Este segundo escenario también es poco probable. El hecho es que la autoestima y sus circunstancias están relacionadas sólo indirectamente. Hay otro factor influyente que determina la autoestima todo el tiempo: sus ideas. Por ejemplo, usted se mira al espejo y piensa: “chica, estoy gorda. ¿ Que asco! ¡Nadie se fijará en mi!”. Este pensamiento azota la propia autoestima. Si usted se mirase al espejo y pensase “¡Bien, muy bien, no me está mal el pelo así!, el efecto sobre su autoestima sería el opuesto. La imagen en el espejo sigue siendo la misma. Sólo han cambiado los pensamientos. Usted no cambia las circunstancias, sino sólo la forma de interpretarlas. ¿Significa esto que las circunstancias nada tienen que ver con la autoestima? No. Las circunstancias no cambiaran pero, en tus manos está como afrontarlas. Cada uno elegimos, el como responder delante de las circunstancias. Fina Mascarell Llorens Psicóloga NC 9385


Fuente:

Safor Guía

25/09/09



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