lunes, 10 de agosto de 2009

Cómo enseñar a los hijos el valor del dinero




El 84% de los niños de entre 3 y 12 años recibe dinero habitualmente:Cómo enseñar a los hijos el valor del dineroLo quieren todo; lo quieren ahora. Y la mayoría de los padres no se atreven a decir que no. Educarlos en manejar la plata es un depósito a plazo que les dará ganancias a futuro. Gabriela Bade
Nadie dice que sea fácil resistir la presión de un hijo cuando se propone tener algo. Ese juguete que le hace ojitos desde un estante en el supermercado. O la consola de juegos que tienen todos sus compañeros, menos él.
Si un padre quiere ayudar a su hijo a entenderse sanamente con el verbo tener, un "no" puede ser una herramienta muy útil.
"Los niños no son de cristal. No se quiebran a la primera, y no les hace mal frustrarse. Ellos tienen que aprender que hay cosas que pueden tener y otras que no", dice Marianela Denegri, doctora en psicología y académica de la Universidad de La Frontera.
Desde la UFRO, Denegri ha desarrollado un trabajo de más de 10 años para construir un centro de investigación en psicología económica y consumo. Y una de sus conclusiones al cabo de este tiempo es que las familias chilenas necesitan educarse en esa área.
Especialmente considerando datos como que el 84% recibe dinero de sus padres; que los más pequeños lo quieren todo y ahora y, que los que se acercan a la adolescencia son muy competitivos, como lo reflejan datos de un estudio del canal infantil Nickelodeon.
Ante este panorama, la propuesta de Denegri es educar. Con el ejemplo de los padres, pero también con prácticas más concretas, como enseñarles a administrar una mesada. Ésta no debe dárseles antes de los 8 años, y hay que partir con cantidades muy pequeñas de dinero. Por ejemplo, mil pesos a la semana.
Coherencia total
Clave para enseñar es la consistencia de los padres. "Si al niño se le acaba la plata antes de tiempo, por ningún motivo darle más. A la siguiente semana, ese niño sabrá que tendrá que administrarla de otra forma para que le alcance".
Y la coherencia debe ser a todo nivel. Porque si bien los padres creen que conversar en torno al dinero, la austeridad y el ahorro es suficiente, a veces sus conductas transmiten otra cosa. Denegri explica que se ha detectado que los niños también viven al crédito. "Ellos piden prestado a sus amigos en el colegio, y cuando reciben su mesada, pagan y se vuelven a endeudar, al igual como lo hacen los padres".
Otra manera de educar en administración es ver y comentar las noticias económicas. Y, muy importante, fomentar el ahorro. Especialmente el que los propios niños pueden hacer en sus alcancías. Claro que los padres tienen que estar atentos en lo que gastarán finalmente; es decir, que estén ahorrando efectivamente.
Por último, se debe estimular el emprendimiento. Para eso se les puede remunerar por hacer aquello por lo que la familia está dispuesta a pagar, como cortar el pasto o lavar el auto. "Pero con control de calidad, claro", dice Denegri.
Pero ojo: una mala idea es pagar por las notas del colegio. "Es un poco perverso; he visto niños que saben cuánta plata significa un seis o un siete, y hacen cuentas", termina la psicóloga.
Las difíciles contradicciones de la clase media
El mayor problema está en los hijos de familias de la clase media. "Ahí tenemos un discurso fracturado. Por una parte, los padres tienen un discurso valórico muy fuerte: dicen que es importante ahorrar, ser austero, pero en la práctica les compran a los niños todo lo que piden", dice Denegri.
La explicación es que en la actual clase media los padres vienen de infancias bastante más sacrificadas. "Crecieron en ambientes donde había cosas que ellos no podían tener, entonces quieren que a sus hijos no les pase lo mismo. Pero pagar ese nivel de vida significa mucho trabajo y tiempo fuera de la casa, y la compra es una manera simbólica de paliar esa ausencia", sigue la psicóloga.
Según una investigación de la UFRO, mientras la clase media tiende a criar niños "pollo", donde los padres están permanentemente suministrándoles todo, en las clases más altas los padres les dan una formación económica más eficiente y propician el emprendimiento, el ahorro y la autonomía.




Fuente:


El Mercurio


10/08/09






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