MÉXICO (Notimex).- Los padres que consienten demasiado a sus hijos, sobre todo en los primeros cinco años, que no ponen límites y permiten la influencia de muchas personas en la educación del menor, provocan inseguridad y proclividad a las adicciones en la adolescencia.La coordinadora de Formación y Entrenamiento de la asociación civil Psicología y Educación Integral, Yolanda Dávila, explicó que el extremo consentimiento puede llevar al pequeño a tener problemas de adaptación desde la etapa escolar del jardín de niños.La especialista en psicoanalítica infantil y del desarrollo abundó que las consecuencias más drásticas de continuar con esta forma de educar a los niños y delegar responsabilidades a los abuelos u otros miembros de la familia, confunden al menor y los padres pierden autoridad sobre ellos.Dávila, quien es también especialista en psicoterapia de grupos y psicodrama clínico, indicó que los niños deben saber y entender que los padres son los pilares de la familia y a ellos son a quienes corresponde poner las reglas.La pérdida de autoridad a los padres por delegar la educación y cuidado de los hijos o el consentimiento extremo por sentir los padres culpa de abandono hacia los hijos, trae como consecuencia que los niños al crecer y llegar a la adolescencia sean inseguros y propensos a las adicciones. Resaltó que el menor debe entender que no siempre puede tener lo que quiere, y se le debe explicar y darle la razón de por qué no se deben hacer las cosas, como es evitar un fuerte accidente o un daño para el pequeño. Para que no se sientan culpables por creer que abandonan a sus hijos debido al trabajo, la experta recomendó a los padres que reflexionen y tomen conciencia de que si el problema existe sería conveniente tener ayuda profesional.Entre los tips para poner límites estándar explicación del por qué no se deben hacer las cosas, sin acciones violentas, y que demuestren que todos nos ceñimos a reglas. Explicó que un problema que se da, incluso de manera inconsciente, es que los padres se contradicen y no siguen las mismas reglas, sobre todo en girar instrucciones o respetar las decisiones que toman para poner límites a los hijos.Reconoció que revertir situaciones de mala o falta de educación es un trabajo desgastante y difícil, pero debe empezar hacerse, a poner limites con paciencia y sin violencia, antes de que entre a la edad de la pubertad o adolescencia.Reiteró que la educación en los primeros años de edad es fundamental para un desarrollo sano mental del individuo, porque de los cero a los cuatro años el niño tiene la posibilidad de aprender muchas cosas y a partir de los cinco años el desarrollo se vuelve más paulatino.Destacó que no es recomendable usar la palabra castigo sino "consecuencia" de un acto, porque la primera genera rechazo, y además se debe cumplir la advertencia de castigo, al igual que cumplir lo que se prometió. "Nunca se ponen premios o castigos si no se van a cumplir; siempre se dan muchos consejos para educar a los niños por parte de abuelos, tíos, hermanos y amigos, pero en realidad lo más importante es poner limites a los niños, entre ellos imponer horarios", comentó.La psicoterapeuta explicó que cuando son bebés, en los primeros meses duermen y comen y poco a poco se debe orientar a los pequeños a que duerma más por las noches y durante el día haga sus alimentos, para establecer horarios. Otro punto importante es que mediante la guía del pediatra empiece a comer sólidos, porque si siguen consejos de familiares o amigos pueden cometerse graves errores que dañan la salud, como provocar que desarrollen alergias a alimentos que no deben consumir antes del año.
Fuente:
Diario de Yucatán
24/08/09
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