lunes, 24 de agosto de 2009

¿Hijo educado significa padre pobre?


Junto con la adquisición de vivienda, la educación de los hijos es el gasto más importante para los padres de familia. ¿Qué hacer cuando nuestra escuela soñada aumenta la colegiatura a un nivel que nuestro bolsillo no puede sostener?
Atrás quedaron los tiempos en que la mejor escuela era la que estaba cerca de casa. Hoy vivimos un bombardeo mediático que nos convence de que no sólo es necesario mandar a nuestros hijos a la escuela, sino que debemos elegir ‘la escuela’, y eso significa un plantel que ofrezca educación bilingüe, apoyo psicopedagógico, programas deportivos de excelencia, clases extraescolares de primer nivel y, de ser posible, de mandarín.
Buscando ofrecer a nuestros hijos las herramientas necesarias para un futuro laboral exitoso, sea lo que sea que eso signifique, tanto el futuro alumno como los nerviosos padres nos sometemos a rigurosas entrevistas de selección cuya finalidad, intuyo, es convencernos del nivel de exclusividad de la escuela y la suerte de que se nos permita inscribir a nuestro hijo desembolsando un monto equiparable a las vacaciones de verano.
Finalmente hemos logrado ser parte de la comunidad del colegio hasta que, en un entorno de crisis y recesión económica, inestabilidad laboral y subida de tasas de interés de las tarjetas, recibimos la notificación de que la escuela ha decidido incrementar las colegiaturas en una proporción que supera la de los aumentos salariales de aquellos afortunados que sí los recibieron, por no decir que conservaron el empleo. ¿La justificación? Empleados de la escuela necesitan un aumento de salario ¿y nosotros no?
La primera opción es solicitar una beca, después de todo las calificaciones de la boleta escolar son bastante decentes. La respuesta fue, al menos en nuestro caso, “sí, señores, entreguen la solicitud y recibirán resultados en septiembre”. Muchas gracias, pero las clases comienzan en agosto así que de no obtener la beca, ya habremos desembolsado en inscripciones, útiles escolares y uniformes de una educación que quizá no podamos mantener, y tendríamos que buscar una nueva escuela, con la complicación extra de que ya comenzó el ciclo escolar.

Fuera de la dirección encontramos a familias amigas que vienen a solicitar se difiera el pago de inscripción a meses sin intereses. Esta medida, desde mi punto de vista, es paliativa y no alivia el hecho de que la economía tardará tiempo en recuperarse y las colegiaturas deben liquidarse mes a mes, so pena de no poder presentar exámenes.
La conversación es recurrente tanto en eventos escolares como en fiestas infantiles: ¿Te quedas o te vas? Muchos han optado por buscar escuelas con colegiaturas más accesibles, otros más confían en la recuperación de la economía y harán un gran esfuerzo por pagar las colegiaturas puntualmente, muchos recortarán gastos ‘superfluos’ como vacaciones o diversiones. ¿Nosotros? Emigramos a otra escuela que promete una mejor relación precio/calidad y donde el personal y los maestros sí han recibido un aumento salarial proporcional al incremento de las colegiaturas, algo que no ha sucedido en colegios que han aumentado hasta 12% de las colegiaturas, según consta en denuncias que padres de familia han presentado ante la Profeco.
¿Qué fue de aquellos tiempos en que la escuela era solamente un lugar para aprender a leer, sumar y multiplicar?
La autora es coach de finanzas personales.
ww.karlabayly.com


Fuente:

CNN Expansion.com

24/08/09



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