Especial.- En la educación ocurre lo mismo que en la mayoría de las cosas de la vida: siempre queremos resultados inmediatos y espectaculares, pero a la hora de la verdad todo requiere su tiempo.
Y eso de tener que esperar tanto es descorazonador. Sin embargo, sí podemos conseguir resultados muy brillantes, y a la larga espectaculares, si en lugar de tratar de resolverlo todo de golpe, nos centramos en cosas concretas, educando "poquito a poco".
Lo bueno de centrarse en cosas concretas es que mejorar algo pequeño es mucho más fácil.
Es decir, que si nuestro objetivo es más "modesto", es mucho más probable que tengamos éxito.
Y ese éxito será el aliciente necesario para avanzar hacia la siguiente pequeña cosa que elijamos.
¿Qué es más fácil? ¿conseguir que nuestros hijos sean ordenados, o conseguir que antes de acostarse dejen las zapatillas en su sitio? La experiencia dice que desmenuzar los grandes problemas en otros más pequeños es el mejor camino para resolverlos, y eso mismo es lo que se hace con los grandes problemas de física e ingeniería, así que no parece una mala idea a adoptar...
Para ayudar un poco en esta tarea de mejorar cosas pequeñas, lo importante es tener clara la forma de hacerlo, así que aquí os presento las bases de lo que suele llamarse plan de acción educativo.
Un plan de acción tiene varios elementos muy sencillos:
* Objetivo: hay que tener muy claro qué queremos conseguir, para poder centrarnos en ello.
Cuanto mejor sepamos definirlo, más fácil será la tarea.
* Medios: cómo vamos a hacerlo. En este apartado entran aquellas medidas que sabemos que nos puedan ayudar a un caso concreto, como la educación positiva (apreciar las cosas buenas que hace el niño en lugar de las negativas), tratar de adelantarnos a una circunstancia, conversaciones con los hijos, etc...
* Motivación: aquí hay que dejar volar la imaginación. Los niños seguirán nuestras propuestas si les motivamos suficientemente.
A veces bastará con unas palabras de elogio por lo bien hecho, pero otras igual es necesario ir ganando puntos en un gran póster para terminar yendo de excursión toda la familia al parque de atracciones...
Aquí lo importante es utilizar motivaciones que estén al mismo nivel de lo que se quiere conseguir.
Igual desarrollo este punto otro día, pero básicamente significa que no podemos premiar materialmente lo que tiene un orden interno o espiritual, como por ejemplo premiar con una golosina al niño que se pone a estudiar (en ese caso sería mejor premiarle con una visita a un museo de uno de sus temas favoritos), ni viceversa.
# Desarrollo: es necesario hacer un cierto seguimiento del plan, ya que habrá que insistir y reforzarlo.
Si se ve que no tiene éxito o pierde intensidad, habrá que modificarlo, renovarlo o sustituirlo por otro.
Cuando conseguimos abordar las mejoras que queremos para nuestros hijos de esta manera, los resultados son mucho más satisfactorios, pero no es sólo eso.
Cada nuevo plan, cada pequeña mejora, se suma a las habilidades y cualidades de nuestros hijos.
Por eso, si somos constantes, la elaboración de muchos pequeños planes a lo largo de los años supondrá la mejora en nuestros hijos de muchas pequeñas cosas.
Y eso de tener que esperar tanto es descorazonador. Sin embargo, sí podemos conseguir resultados muy brillantes, y a la larga espectaculares, si en lugar de tratar de resolverlo todo de golpe, nos centramos en cosas concretas, educando "poquito a poco".
Lo bueno de centrarse en cosas concretas es que mejorar algo pequeño es mucho más fácil.
Es decir, que si nuestro objetivo es más "modesto", es mucho más probable que tengamos éxito.
Y ese éxito será el aliciente necesario para avanzar hacia la siguiente pequeña cosa que elijamos.
¿Qué es más fácil? ¿conseguir que nuestros hijos sean ordenados, o conseguir que antes de acostarse dejen las zapatillas en su sitio? La experiencia dice que desmenuzar los grandes problemas en otros más pequeños es el mejor camino para resolverlos, y eso mismo es lo que se hace con los grandes problemas de física e ingeniería, así que no parece una mala idea a adoptar...
Para ayudar un poco en esta tarea de mejorar cosas pequeñas, lo importante es tener clara la forma de hacerlo, así que aquí os presento las bases de lo que suele llamarse plan de acción educativo.
Un plan de acción tiene varios elementos muy sencillos:
* Objetivo: hay que tener muy claro qué queremos conseguir, para poder centrarnos en ello.
Cuanto mejor sepamos definirlo, más fácil será la tarea.
* Medios: cómo vamos a hacerlo. En este apartado entran aquellas medidas que sabemos que nos puedan ayudar a un caso concreto, como la educación positiva (apreciar las cosas buenas que hace el niño en lugar de las negativas), tratar de adelantarnos a una circunstancia, conversaciones con los hijos, etc...
* Motivación: aquí hay que dejar volar la imaginación. Los niños seguirán nuestras propuestas si les motivamos suficientemente.
A veces bastará con unas palabras de elogio por lo bien hecho, pero otras igual es necesario ir ganando puntos en un gran póster para terminar yendo de excursión toda la familia al parque de atracciones...
Aquí lo importante es utilizar motivaciones que estén al mismo nivel de lo que se quiere conseguir.
Igual desarrollo este punto otro día, pero básicamente significa que no podemos premiar materialmente lo que tiene un orden interno o espiritual, como por ejemplo premiar con una golosina al niño que se pone a estudiar (en ese caso sería mejor premiarle con una visita a un museo de uno de sus temas favoritos), ni viceversa.
# Desarrollo: es necesario hacer un cierto seguimiento del plan, ya que habrá que insistir y reforzarlo.
Si se ve que no tiene éxito o pierde intensidad, habrá que modificarlo, renovarlo o sustituirlo por otro.
Cuando conseguimos abordar las mejoras que queremos para nuestros hijos de esta manera, los resultados son mucho más satisfactorios, pero no es sólo eso.
Cada nuevo plan, cada pequeña mejora, se suma a las habilidades y cualidades de nuestros hijos.
Por eso, si somos constantes, la elaboración de muchos pequeños planes a lo largo de los años supondrá la mejora en nuestros hijos de muchas pequeñas cosas.
Fuente:
El Porvenir
23/06/09
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