miércoles, 3 de junio de 2009

Niños Down: ángeles enviados del cielo


Los afortunados de tener un familiar o persona cercana con Síndrome de Down, comprenden perfectamente el significado del título de este artículo. Estos hijos, familiares o amigos, llegan a iluminar los hogares e inundarlos de amor, de ternura, de paz, de unión, de felicidad…
Los niños Down (aunque sean adultos, serán siempre nuestros niños), son seres “especiales”, pero no por sus condiciones físicas o mentales, sino porque verdaderamente son personas que vienen al mundo sin ningún tipo de maldad, de prevención, son criaturas limpias de corazón, transparentes de pensamiento, abiertas a dar y recibir amor; son ángeles enviados del cielo que traen consigo una misión para su familia.
Su universo de fantasía, les permite estar alejados de las fallas de los seres humanos, viven cada momento como si fuera el último, son auténticos, disfrutan de los detalles y expresan lo que sienten sin temor al “que dirán”.
Hay mucho que aprenderles a estos angelitos, quizá deberíamos gozar más y complicarnos menos, dejar a un lado la soberbia y el rencor, valorar las cosas “pequeñas”, aprender a perdonar, expresarles más a menudo a nuestros seres cercanos cuánto los queremos, etc.
Primeras reacciones
Cuando a los padres se les da la noticia de que su hijo recién nacido tiene Síndrome de Down, no todo es felicidad. Es un momento doloroso para ellos y sus primeras reacciones suelen estar acompañadas de rabia, angustia, miedo, culpa. Surgen diferentes emociones encontradas, al igual que reclamos ante Dios, interrogantes como ソpor qué yo?, ソqué hice de malo?, ソpor qué mi hijo no es “normal”?.
Es una situación difícil en un primer momento, requerirá de tiempo y en algunos casos apoyo profesional. Pero, después del impacto, poco a poco se irán hallando las respuestas y todo se transformará en una experiencia enriquecedora de amor, una oportunidad para crecer y fortificar la unión familiar.
Como ilustración de ello, traemos a colación el párrafo de la revista de la Fundación Iberoamericana Down21: “Los padres de niños con síndrome de Down suelen coincidir en afirmar que el nacimiento de su hijo supuso un cambio radical en su perspectiva del mundo, una variación de su escala de valores, en la cual muchos de los asuntos que hasta ese momento eran importantes, y que les ocupaban su tiempo y su cabeza, dejan de serlo para pasar a ser consideradas meras anécdotas intrascendentes”.
“También comentan los padres que hay un momento en que dejan de ver el Síndrome de Down. Al principio todo lo que son capaces de percibir son los rasgos propios de ese Síndrome, casi siempre adornados con penosas ideas preconcebidas que les bloquean la capacidad de llegar al niño que se esconde detrás de ellos. Pero en un determinado instante, inconsciente y mágico, atraviesan con la mirada la carita de ojos rasgados de su hijo y comienzan a verlo como la persona que es. Y entonces, empiezan a superar su dolor, su disgusto, su angustia, y a salir del pozo de desesperación en el que se encerraron sin querer. En el momento en que dejan de ver el síndrome de Down y ven al niño que siempre ha estado ahí, la luz aparece al final del túnel”.
Después de la tormenta…
A medida que avanza el tiempo, la rutina de la vida diaria hará que cada vez haya una mejor adaptación del padre hacia el hijo y viceversa. Los niños Down se convierten en el centro de la familia y todos giran alrededor de él. El amor de madre resplandece en su máxima expresión, ahora su motivo para vivir es más fuerte y por su cabeza nunca se le había pasado que existiera tanta capacidad para amar.
Las dificultades no faltarán y habrá que ser engrandecer la paciencia, dedicación y responsabilidad para educar a ese pequeño, pero seguramente todos los esfuerzos se verán recompensados en un abrazo del hijo Down. Fuentes: down21.org


Fuente:

Nueva Prensa de Guayana

02/06/09

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