lunes, 29 de junio de 2009

Impacto del divorcio


Carrusel C omo terapeuta familiar, trabajo con personas, parejas y familias que se ven afectadas a causa del divorcio. Veo los efectos devastadores que los rompimientos conllevan por lo que estoy dedicada a ayudar y proporcionar herramientas útiles a las personas para manejar el estrés que conlleva un divorcio.
Cuando los padres de un joven adulto se divorcian, generalmente las amistades les aconsejan “pero no lo tomes así, tú ya eres un adulto”. Si el hijo ya es adulto cuando los padres se divorcian, se supone que tiene que tomarlo con objetividad. Pero yo pienso que puede ser aún más dañino que cuando era tan solo un niño. Empieza a cuestionarse todos los recuerdos de la infancia. Empieza el hijo a ver que sus padres ahora se apoyan en él de una forma que no lo hicieron cuando era niño. Y hasta se puede sentir culpable ya que los padres suelen expresarle que ellos sólo permanecieron juntos por él.
Este es un fenómeno que está en constante aumento los llamados hijos adultos del divorcio, el número parejas con 40 e inclusive 50 años de casados están divorciándose. “El nido vacío” y el retiro pueden citarse como disparadores, ya que el tiempo libre que pensaron que sería una bendición no lo era.
Un joven de 28 años puede quedarse sumamente sorprendido por la severa tristeza que le provoca el divorcio de sus padres. El hijo asume que tiene un pasado en que recostarse y de pronto todo se desintegra sobre todo la familia. Todo aquello que asumió por décadas desapareció en un solo instante. Es frustrante.
Tuve una paciente de 32 años que me comentaba “Yo admiraba el matrimonio de mis padres. Parecían tan felices, ambos gozaron de una buena infancia. Cuando se separaron 18 meses antes sentí como que el mundo se me despedazaba ante mis pies. Pensé que mis padres eran mi roca de apoyo. Estoy en shock”.
Un niño no cuenta usualmente con la inteligencia emocional para lidiar con el divorcio, en cualquier caso, sus padres probablemente lo protegerán. Pero cuando uno es adulto, los padres confían en uno, lo cuál hace que sea difícil tomar partido. Nuevamente, esto se añade al sentimiento de que nada era como pensabas.
Los hijos mayores empiezan a cuestionarse “Por Dios, ¿nada es permanente? Si mi niñez no fue como yo pensé qué era, ¿Qué más debería preguntar? Pienso que las personas de mayor edad que atraviesan por un divorcio a menudo se encuentran desesperados de ayuda, necesitan apoyo y validación ya que ellos perdieron todo sentimiento de límites apropiados. Recuerdo cuando una pareja mayor vino a visitarme junto con su hijo de 20 años. Empecé a orar por el hijo ya que su rostro se notaba severamente deprimido.
A veces los hijos mayores piensan que el divorcio de sus padres arruinó sus vidas, que sus padres fueron egoístas al hacerle cuestionar todo aquello que para ellos era tan sólido en sus vidas. También se encuentran casos positivos. Una paciente llamada Lucía me comentó que por primera vez en su vida se sintió cercana a su padre. “Antes, mi padre y mi madre estaban siempre juntos, pero desde que se divorciaron, él y yo pasamos tiempo hablando y conociéndonos uno al otro. Esto ha sido maravilloso para mí”.
La visita oportuna al terapeuta familiar le ayudará a integrar más rápidamente este doloroso y cuestionado proceso al hijo mayor que ahora se encuentra manejando el luto por la separación de sus padres.
www.dracarolinejanecooke@gmail.com


Fuente:

La Estrella

29/06/09



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