Nuestros hijos son vulnerables a determinadas conductas en lo que a estética personal se refiere, no viendo el efecto que dichas conductas y hábitos pueden causarles hasta que los padres nos tenemos que poner en manos de médicos. Con nuestras actitudes, a menudo se crean hábitos de comportamiento que, sin querer, hacen mella en las personitas que conviven bajo nuestro techo.
¿Sabemos lo que desayunan en casa...? ¿Sabemos si se comen el mini desayuno de las 11h? o... ¿Lo tiran a la papelera? Y los niños que comen fuera del colegio con permiso de los propios papás, ¿se comen el menú diariamente…? ¡O se comen alguna pastita para entretener el apetito y se hinchan de agua porque ha llegado la operación bikini!Luego pasa que están cansados y lo achacamos a que tienen mucho trabajo del cole, la astenia primaveral, la preadolescencia, ya están terminando el curso…etc, etc, etc. Sin embargo, hay determinados casos en los que están entrando en la antesala de la anorexia, y muchos de nosotros no somos capaces de ver la realidad.Pasemos más tiempo con nuestros hijos, sorprendámosles algún día apareciendo en el lugar donde comen habitualmente. Nuestros hijos se merecen toda nuestra atención y dedicación. Los hábitos alimenticios donde mejor se aprenden son en casa; cenar con toda la familia, comentar cómo ha ido el día...El desayuno al día siguiente, la primera y principal ingesta del día para que lleguen a la escuela con ganas de trabajar, aprender y participar.Meditemos un poquito sobre esta cuestión, creo que vale la pena.
Fuente:
LaVanguardia.com
08/06/09
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