jueves, 11 de junio de 2009

Los hábitos alimenticios de los padres no se le pegan a los hijos


"Hallamos que los parecidos entre la dieta de los padres y la de los hijos no son sólidos", afirmó el Dr. Youfa Wang, autor principal del estudio y profesor asociado de salud internacional y epidemiología de la facultad de salud pública Bloomberg de la Johns Hopkins en Baltimore. Sin embargo, añadió, "hay algo de efecto".
Wang halló que los niños cuyos padres llevaron una dieta saludable, una minoría mínima, tenían tres veces más probabilidades de que su dieta fuera saludable, en comparación con aquellos cuyos padres no llevaban una dieta muy saludable.
Sin embargo, aseguró, en general que "parece que la influencia de los padres es bastante moderada, mucho más débil de lo que creía mucha gente".
El estudio fue publicado en línea en Social Science & Medicine.
Los hallazgos sugieren que otros factores, como la influencia de los compañeros y ver televisión podrían influir más fuertemente sobre lo que comen los niños.
Para el estudio, Wang y la coautora, May Beydoun, evaluaron lo consumido, según lo que se recordaba, las 24 horas anteriores según la Encuesta continuada de ingesta de alimentos de 1994 a 1996 del Departamento de Agricultura de los EE. UU. En general, examinaron la ingesta de alimentos de cerca de 5,000 personas, 1,061 padres, 1,230 madres, 1,370 hijos y 1,322 hijas.
Los investigadores compararon la ingesta y evaluaron la calidad de la dieta según el Índice de alimentación saludable del Departamento de agricultura de los EE.UU. El puntaje perfecto es 100 y el índice tiene en cuenta la ingesta de frutas, verduras, granos integrales, lácteos, carnes, fríjoles, aceite, grasas saturadas y sodio.
Los puntajes promedio de los padres y de los hijos fueron de entre 48 y 50, muy por debajo del puntaje superior a 80 que el departamento considera como una buena dieta. El departamento informó que apenas el diez por ciento de los estadounidenses obtuvo un puntaje apenas por encima de 80 en 2000.
Wang examinó la correlación general entre la ingesta de los padres y de los hijos. El rango de medición de la correlación es de entre -1 y 1, en donde 0 indica que no hay parecido y 1 que el parecido es perfecto. En general, la correlación estuvo entre 0.25 y 0.29, y se usaron varias combinaciones, como madre e hija, y padre e hijo.
Para ponerlo en términos sencillos, "la variación de la dieta de los niños que podría explicarse por la dieta de los padres fue de menos del diez por ciento", aseguró Wang, y "el noventa por ciento de la variación en la dieta de los niños se explicó por factores que no eran la dieta de los padres".
Los resultados son un poco sorprendentes, señaló Connie Diekman, directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington en San Luis y ex presidenta de la American Dietetic Association.
Entonces, ¿qué deben hacer los padres? Luego de mejorar la dieta, "lleve a los niños al supermercado, deje que vean y huelan las frutas y las verduras", sugirió Diekman. "Hable sobre cómo se escoge la carne y cómo decidir qué lácteos comprar".
Déjelos que le ayuden a preparar comidas saludables, recomendó.
Wang estuvo de acuerdo en que los padres deben tratar de comer más saludablemente también y estimular a sus hijos a tener hábitos similares. Las escuelas también necesitan comprometerse más intensamente en que se conozca más el mensaje de la dieta saludable, sentenció Wang.Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare


Fuente:

Info7

11/06/09



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